«DESPEDIDA A UN BUENAZO»

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Updated: junio 30, 2021
Yiyo Islas, un buenazo de aquellos.
Haciendo lo que más le gustaba y disfrutaba, entrenando y enseñándole a los chicos.
Con «Coco» Mareco, otro de los símbolos de Glorias.
Con algunos de los chicos a los que formó: como jugadores y como personas.

«Despedida a un buenazo»

Antes que nada, una aclaración. Escribo esto en primera persona, espero que mis compañeros de comisión me permitan esta licencia. Pero además, les voy a pedir disculpas a todos los que lean estas líneas. Porque voy a aprovecharme de ustedes y voy a «robarles» mucho de lo lindo que han dicho de Yiyo en sus comentarios en nuestras redes sociales.

Me resisto a que algunas de ellas, solo nos permitan despedirnos con pocos caracteres o pocas palabras. Las vidas largas y comprometidas, no pueden despedirse así.

Los que hace rato caminamos el club y le dedicamos mucho tiempo, tenemos claro la importancia de los legados. De esa gente de la que aprendemos mucho y que nos contagia para poder continuar con su obra. En mi caso menciono a cuatro personas: Ruben Orcellet, Juan Gutiérrez, Guillermo Freijedo y por supuesto, Yiyo Islas, un buenazo de aquellos y con quien seguramente te cruzabas apenas ingresabas al club.

Todos somos testigos de como te recibía. Y sabíamos que dejábamos a nuestros hijos en buenas manos, porque él los cuidaba como nadie.

Por eso, querido Yiyo, quiero despedirte con las palabras de la gente del club, de ese club al que le diste 32 años de tu vida, al que dirigiste en cancha de 11, inferiores de futsal y en tu querida Escuelita de los últimos años.

Por eso, te despido así: un señor con todas las letras, un formador de personas, un gran hombre, mi primer entrenador, enormes recuerdos en mi corazón, tu paciencia, tu sonrisa, sos único, genio, un gran recuerdo dejó en los chicos, me abriste las puertas, dedicado a tus alumnos, palabra de aliento, querido como pocos, don de gente, honradez, el mejor entrenador que tuve, icono de Glorias, consejero, un grande, amabilidad, maestro, auténtico.

¡Todo eso fuiste, Yiyo, te lo ganaste!. Tuviste una vida que valió la pena y por eso fuiste tan querido y respetado. También sabemos lo que fuiste como marido, padre y abuelo.

Personalmente, tuviste gestos conmigo que nunca voy a olvidar.

¡Hasta siempre, Yiyo!.

Fabián Otero

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